FECHA HALLAZGO:  CIRCUNS. HALLAZGO:
 DATACIÓN
 CRITERIOS DE DATACIÓN :

Es falsa.

 CONTEXTO HALLAZGO:
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Según referencias orales se encontró en un basurero del campamento romano "nº 8" de Numancia, pero realmente la pieza carece de procedencia segura, ya que no existe en Numancia un "Campamento "nº8", por lo que ese supuesto origen debe tomarse con cautela. Legado Carl L. Lippmann, procedente de la Colección Pellicer, adquirida por la Real Academia de la Historia en el año 2002.

 OBSERVACIONES:

Tésera de bronce fundida en forma de cabeza humana mirando hacia la derecha. La cabeza ofrece una forma casi semicircular en la que se ha rebajado su parte delantera para conformar la cara, formada por un plano curvado suave en el que una pequeña perforación señala el ojo. Una prolongación en un plano casi perpendicular de la cara ha permitido moldear la parte correspondiente a la nariz, recta y que prolonga la línea del contorno de la cabeza; la boca está señalada por una pequeña estría. De la parte inferior de la cabeza, en un plano cortado perpendicularmente, sale el cuello, en forma de un semicilindro relativamente alto y de superfeice lisa, ofreciendo esta cabeza unas formas geométricas casi cubistas. La parte posterior está aparentemente cortada con una sierra o instrumento similar. En su parte superior se aprecia con claridad un signo, trazado con líneas muy suaves pero seguras, pudiendo existir a su izquierda otros signos, en todo caso mucho más dudosos. Pesa 19,18 gr. La pieza ofrece una aleación rara con 1.16 % de níquel, hecho que no permite asegurar que se trate de una falsificación moderna, pero se duda de su autenticidad, y no sólo por esto, sino también por el tratamiento de la cara posterior, de su estructura, simple y cubista. A continuación se ofrecen los datos del análisis metalográfico (PA 10140): Cu: 60.3 %; Sn: 17,16 %; Pb: 16.5 %; Zn: nd; Fe: 0.09 %; Ni: 1.16 %; As: 0.89 %; Sb: 3.13 %; Ag: 0.24 %; Au: -; Bi: - (Almagro-Gorbea et alii 2004, 405). Por otra parte, su iconografía de cabeza humana recuerda a otros ejemplares celtibéricos, como el procedente de Valdeherrera, la antigua Bilbilis, Calatayud, Zaragoza, y su estilo podría relacionarse con la tendencia a formas geometrizantes, casi cubistas, que ofrecen algunas obras de bronce de estilo céltico tardío. En todo caso, esta iconografía está bien atestiguada en diversas téseras de hospitalidad. Su interpretación pudieran aludir a sacrificios humanos relacionados con pactos. Pero también se ha interpretado como la cabeza de divinidad que aparece en las monedas celtibéricas, por lo que representaría a la divinidad o héroe protector del grupo que realizaba el pacto. La presencia de un alto porcentaje de níquel en la aleación y las huellas de la sierra en el reverso demuestran que es una falsificación moderna.